El objetivo de Iain era utilizar únicamente ingredientes naturales y frescos, sin los habituales conservantes ni aditivos artificiales, para crear un ganache de lujo sin una capa de chocolate duro. Obtiene un cacao sostenible, intenso y excepcional de la isla volcánica de Santo Tomé, con una gama excepcional de notas afrutadas, aromáticas y especiadas. Lo combina meticulosamente con crema fresca de rebaños locales de frisones escoceses, miel de brezo local y fruta infusionada con especias naturales para crear sabores y texturas que deleitan el paladar.

A lo largo de los años, Iain ha tenido muchos clientes extraordinarios, desde chefs con estrellas Michelin hasta niños de seis años que ahorran para comprar su trufa favorita. Su lista de clientes incluye ahora a miembros de la realeza, hoteleros, chefs y jóvenes de espíritu de todo el mundo, y ha recibido numerosos premios, como la Mejor Trufa del Mundo en los Premios Internacionales del Chocolate, el Oro de la Academia del Chocolate y el Triple Oro en los Premios Great Taste. Sin embargo, el mayor galardón sigue siendo la sonrisa en la cara de cualquiera al probar su primera Trufa de Terciopelo.